Arte electrónico folk

Diana Burgoyne presenta su trabajo en el Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), en el marco de Simbiosis/Symbiosis 2012.

Arte electrónico folk
Alma Santillán

Ciencia, arte, diversión, interacción. En estas palabras sería posible resumir la obra de Diana Burgoyne, artista electrónica folk.
Armada con una máscara que a primera vista no es más que una maraña de alambres y circuitos, atrae la atención de todos cuando la coloca en su rostro y comienza a experimentar previo cuestionamiento: ¿qué es lo que cambia el sonido?
La presentación de Diana comienza con un pequeño performance. Silencio en la sala, no hacen falta micrófonos para que todos escuchemos, a cada movimiento de la artista, variaciones sonoras que su máscara emite. Camina, se detiene, observa el techo, retrocede la mirada. Casi sin parpadeos de por medio, dirige sus ojos a quien está frente a ella, vuelve la vista al fondo de la sala, regresa a la primera fila, se dirige a la segunda, al techo nuevemente.
¿Será la mirada de Diana la razón por la que su mascara capta la frecuencia de cada persona, a la ella se acerca?, ¿será un truco de magia lo que cambia el sonido? Nada de ello, la respuesta, tan sencilla como pocos imaginamos: la luz.
Con la atención totalmente puesta al frente del escenario, esta artista proveniente de Vancouver, Canadá, después de su pequeño performance explica por qué hace todo esto: “para interesar a la gente en la electrónica y hacerlos ver cómo pueden utilizarla de manera creativa”.
Lo interesante de la presentación de Diana es que con facilidad involucra al espectador, lo vuelve parte de sus experimentos, lo invita a cuestionarse cómo es que fenómenos relativos a la electrónica, con los que por cierto a diario estamos en contacto, cobran importancia de manera tal que son susceptibles de convertirse en obras de arte.
La electrónica vista desde quien la elabora. Los circuitos son sencillos, hechos a mano, y aunque es tecnología que comenzó a usarse en los años setenta, tiene el alcance e impacto de aquella que en pleno siglo XXI sorprende al mundo. Finalmente es la base.
Dinámica, intrigante, envolvente. La electrónica en el trabajo de Diana Burgoyne es sinónimo de diversión, de imaginación. Un poco sí por los aditamentos que construye, pero más por las historias que de cada uno tiene para contar.
Y así, Diane Burgoyne da a cables, circuitos y resistencias, otra perspectiva de estudio, de expresión y arte.

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